Wendy Hunter Roberts: «Los comercios locales dan carácter a Barcelona»
Wendy Hunter Roberts, Terapeuta y Coach.
Neoyorkina de nacimiento, Wendy Hunter dejó Estados Unidos hace más de 10 años. Es una de esas pocas privilegiadas que puede vivir donde quiera ya que su trabajo no está ligado a un lugar físico. Terapeuta y coach, está entrenada en una amplia variedad de modalidades psicoterapéuticas y actualmente dirige su propia web de servicios (trans-arts.com) en la que acompaña a personas a gestionar procesos de cambio, especialmente a perfiles directivos en el sector de las nuevas tecnologías. Los últimos 7 años los ha pasado viviendo en Budapest pero hace tres años los cambios políticos en la ciudad húngara y su flechazo con Barcelona animaron a Wendy a hacer las maletas y trasladar su residencia a Barcelona.
¿Por qué elegiste Barcelona?
Estuve aquí hace muchos años, antes de los Juegos Olímpicos de 1992: la ciudad tenía un aspecto menos limpio y menos internacional, pero algo en ella me gustó mucho ya en aquel momento. Posteriormente, cuando vivía en Budapest, intentaba viajar aquí con una cierta frecuencia porque me encanta el carácter cultural de la ciudad y cuando decidí cambiar de lugar de residencia, Barcelona apareció como la opción que más me apetecía.
¿Qué aspectos de Barcelona destacarías como positivos?
Sin duda su luz y su arquitectura. Pasear por sus calles es simplemente un placer estético; siempre descubro un rincón o una calle nueva. Además es una mezcla única de estilos: románico, gótico, modernista, contemporáneo… En general me encanta la vida de la calle y cómo la gente sale y disfruta tanto de Barcelona. También quiero destacar el transporte público – que creo que aquí no está suficientemente valorado – , que para mi es uno de los mejores que he utilizado, y los mercados locales, donde se puede adquirir producto fresco de muy buena calidad. En EEUU esta cultura de mercados no existe y es un valor que creo es muy importante y característico de Barcelona.
¿Qué aspectos de la ciudad hay que mejorar? ¿Cómo?
Creo que la dependencia de la economía local al turismo ha quedado muy evidenciada en estos momentos y es un claro aspecto que habría que mejorar. Es muy importante que se ponga mucho más en valor lo local; que se tenga más en cuenta al barcelonés, su cultura y sus costumbres y, a la vez, que Barcelona sea capaz abrirse al mundo para atraer empresas e inversores internacionales de sectores punteros como el High-Tech o el sector médico. El gobierno tiene que tomar parte en esto: facilitando la llegada de economía internacional, de talento internacional y de empresas que quieren venir e invertir en Barcelona. La burocracia tiene que mejorar mucho: si pones obstáculos al talento internacional, se irá a otro sitio.
¿Qué otros desafíos crees que enfrentará la ciudad una vez que termine la crisis de salud?
Creo que la ciudad se va a tener que volcar en ayudar y en recuperar los pequeños negocios locales que ahora están sufriendo mucho por la crisis derivada de la pandemia. Me preocupa mucho lo que para mi es el corazón de Barcelona: los comercios pequeños, que son los que le dan personalidad y un carácter único a la ciudad. Muchos de ellos están cerrando por la crisis, necesitan apoyo activo del Ayuntamiento: no quiero que las grandes superficies conviertan Barcelona en una mono-ciudad. Yo vengo de Estados Unidos y allí solamente hay centros comerciales, sé de lo que hablo.
¿Qué esperas de la Barcelona de los próximos años?
Quiero que dejemos de pedir tanto producto online a las grandes superficies, las grandes cadenas de restaurantes o las grandes distribuidoras. Espero que los barceloneses reaccionen y apoyen al comercio de la esquina de su casa, a la librería de su barrio, a aquella modista de toda la vida… es esto lo que hace que la ciudad sea especial. Y esto es una obligación tanto de los barceloneses como de los invitados internacionales que la hemos elegido como nuestra casa.