Barcelona como motor cultural: ¿Cómo impulsar la cultura, instaurarla y hacerla crecer?


Pau Roca
Food & Beverage Manager en Barcelona Events Musicals

Carolina Morral
Directora en Consulta Psicología Carolina Morral
En un reciente encuentro con figuras clave del sector cultural de Barcelona, se debatió cómo la ciudad puede convertirse en un motor cultural aún más potente, generando un impacto global. Maria Serrat, directora general de la Fundación Conservatori Liceu; Helena Oller, Product Manager en Filmin; Joan Anton, galerista y director de la Sala Parés desde 1987; y Martín Pérez, CEO de Concert Studio, compartieron ideas sobre cómo aprovechar la riqueza artística de Barcelona para fortalecer su rol como referente cultural. Estos expertos plantean diversas estrategias que incluyen el apoyo a la cultura desde la filantropía, los patrocinios, pero que chocan con retos como la creación de canales que unan el talento local y el público de la ciudad, la puesta en valor de los intangibles de la cultura y la vinculación de la cultura con la creación de identidad.
La cultura, según coincidieron los ponentes, es un lenguaje universal que trasciende fronteras. Barcelona, con su ADN cultural, posee un sentido profundo de identidad y cohesión social gracias a sus expresiones artísticas. La cultura fomenta la reflexión y conecta el pasado con el presente, invitándonos a preguntarnos qué queremos ser. Sin embargo, el reto actual es instaurar la cultura en la vida cotidiana de los ciudadanos para que todos puedan beneficiarse de su impacto, que unifica a la sociedad y estimula otros sectores.
Para conseguirlo, debemos poner en valor los intangibles de la cultura, las cosas que aporta a la ciudad más allá de elementos cuantitativos, y que tienen igual o más importancia que estos. La creatividad, la identidad, la generación de sentimientos y el arraigo son causa y consecuencia de una ciudad rica culturalmente. Barcelona tiene la oportunidad y el deber de democratizar la cultura y conseguir que no sea un acto ajeno a sus ciudadanos y visitantes, si no que sea un motor de progreso que esté al alcance de todos.
En ese aspecto, la filantropía y las aportaciones de empresas juegan un papel clave en este renacimiento cultural. Los ponentes destacaron cómo grandes mecenas, personas y empresas, impulsan la cultura al creer en su valor para construir una sociedad mejor. Es esencial contar con un tejido de apoyo sólido para que los proyectos culturales puedan florecer y alcanzar una mayor sostenibilidad económica. Además, el equilibrio entre apoyo público y privado es crucial para consolidar el sector, y Barcelona se encuentra en un punto ideal para potenciar estas colaboraciones que faciliten un mayor acceso y disfrute de la cultura.
Otro de los puntos que subrayaron los ponentes y que puede ayudar a poner en valor la cultura dentro de la sociedad barcelonesa, es incluirla en los planes educativos. Barcelona tiene una excelente base de artistas comprometidos, y fomentar esta vocación cultural desde la educación es esencial para que las generaciones venideras sigan sintiendo una conexión con el arte y la cultura. Ofrecer a los jóvenes herramientas y alimentar su pasión por el arte hará que sean ellos mismos quienes impulsan la cultura local y global. Esto implica que el arte debe estar presente en las aulas, y los artistas en contacto con los estudiantes, transmitiendo no sólo sus técnicas, sino también su ilusión y amor por el oficio.
Para finalizar, el acercamiento entre artistas y público es una estrategia vital para despertar el interés y la participación. En palabras de los expertos, cuando el espectador deja de ser un observador pasivo y se convierte en parte del proceso creativo, surge un vínculo profundo con la obra. Por suerte, Barcelona cuenta con galerías, museos, salas de concierto, auditorios, teatros que permiten que la cultura sea más accesible, cotidiana y cercana, generando en la sociedad el deseo de vivirla y hacerla crecer.
Los ponentes de la sesión manifestaban la visión de que la cultura inspira, unifica y aporta un valor significativo a la ciudad. Barcelona tiene la oportunidad de convertirse en un motor cultural, en un espacio atractivo para la creación y el consumo de productos culturales. Esta oportunidad, además de económica, también es una oportunidad de pensar cómo queremos proyectarnos al exterior, pero también qué tipo de vida queremos que tengan las personas que viven y hacen Barcelona.
Para concluir, y a modo de resumen, Barcelona tiene el reto de garantizar la sostenibilidad económica del sector cultural mediante las aportaciones públicas y la colaboración con particulares y empresas privadas, y el reto de posicionar la cultura como motor de la construcción de identidad y revitalización de la ciudad.
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