La Barcelona de la medicina
Adrià Escolà
Spin-Off Portfolio Manager at Vall d'Hebron Research
Cristina Vila Gisbert
Senior Associate at Cuatrecasas
Marc Terradas
Manufacturing Operations at Kern Pharma
El ecosistema hospitalario de Barcelona y la presencia de una importante industria farmacéutica sitúan a la capital catalana como una de las ciudades del sur de Europa más atractivas para invertir en el campo de las ciencias de la salud
Barcelona cuenta con una red de hospitales de referencia, acoge la sede de las principales empresas farmacéuticas nacionales e internacionales, y alberga la sede de centros de investigación científica de primer nivel (Barcelona Supercomputing Center, el Sincrotrón ALBA, el Instituto de Ciencias Fotónicas, el Centre de Recerca en Enginyeria Biomèdica…). En la ciudad, conviven también más de 700 startups dedicadas a la biotecnología, la fabricación de productos sanitarios y al diseño de soluciones digitales (HealthTech). Barcelona es además capital europea de congresos de profesionales de la medicina y de la industria del sector salud.
Para mantener la senda de crecimiento y excelencia, el sector se enfrenta a importantes retos, entre los que destacamos: (i) la necesidad de ofrecer unas condiciones laborales competitivas para retener a los profesionales sanitarios; (ii) mejorar la eficiencia en la gestión de los recursos y la planificación del gasto del presupuesto sanitario; o (iii) el impulso a la colaboración público-privada.
Atracción y retención de talento
Es indiscutible que el personal sanitario es esencial para la buena marcha de la red sociosanitaria catalana. Por ello, si queremos que Barcelona siga siendo una ciudad de referencia en el ámbito sanitario y de la investigación médica, es imprescindible que se presupuesten y destinen los recursos necesarios para que las condiciones laborales del sector sean competitivas a nivel internacional.
Los profesionales de la salud se caracterizan por una enorme vocación de servicio público, pero dicho compromiso profesional debe ir acompañado de una remuneración digna, una carga asistencial razonable, y una carrera con proyección profesional. De no ser así, Barcelona pierde posiciones como polo de atracción de profesionales e investigadores en al ámbito de la salud.
En este contexto, también es necesario flexibilizar la regulación del sector y las normas fiscales para remover barreras a la inversión y el impulso a las actividades de investigación e innovación.
Eficiencia en la gestión
Una barrera en la gestión eficiente del sistema público sanitario es la falta de información sobre los recursos de los que se dispondrán a medio plazo, y de los diferentes escenarios futuros que se tendrán que afrontar desde la red de hospitales pública. Eso dificulta poder aplicar políticas estratégicas necesarias para evitar una gestión cortoplacista e ineficiente de los recursos. Para mitigarlo, es necesario un gran pacto de estado en materia de salud, que dé estabilidad al sistema y permita aplicar estrategias al medio plazo.
Una regulación administrativa excesiva que ralentiza fuertemente la toma de decisiones es una segunda barrera de la gestión eficiente. Frente a ello, sería deseable una mayor autonomía de la dirección de los hospitales en la toma de decisiones y gestión de los recursos. Hay que dotar al sistema de una mayor adaptabilidad a las necesidades de la población, para responder ante los retos de salud pública que en un mundo globalizado cada vez suceden más rápido.
Una tercera barrera es que, en el entorno hospitalario, no se ofrece a los mandos intermedios una formación económica y de liderazgo idónea para una gestión eficiente de los recursos económicos y humanos. La promoción de perfiles científicos o técnicos a mandos gestores es un proceso que las empresas privadas conocen muy bien, pero cuya integración en el sector público tiene margen de mejora.
La colaboración público-privada como apuesta de futuro
En una Barcelona que se caracteriza por su carácter colaborativo, para seguir siendo pionera en salud es imprescindible que se fomente también la colaboración público-privada, y no solo con grandes empresas del sector, sino con empresas tecnológicas o la fantástica red de Start-Ups y pequeñas empresas que desarrollan soluciones disruptivas para mejorar la salud y la calidad de vida de nuestra población.
Nuestro modelo de sanidad no puede depender en exclusiva del presupuesto público anual. Necesitamos poner en valor el talento, la calidad asistencial y de investigación, la infraestructura… y nuestra ciudad, para generar más recursos.
Cada solución que se desarrolla en nuestros hospitales, centros de investigación y universidades debe ser empujada para llegar al mercado, donde pueda tener un impacto en la salud de la población, pero también ser accesible, generar retornos económicos justos para el sistema, y con ello conseguir captar (y retener) más talento y más inversión.
La colaboración público-privada es una fantástica oportunidad para incorporar rasgos de la gestión privada en centros públicos, fomentar la generación de retornos económicos aprovechando los activos de los que ya disponemos, retener y seguir formando a grandes profesionales, fomentar la colaboración competitiva entre centros públicos, y ser capaces de establecer estrategias a medio plazo.
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