Salvador Aznar-Benitah: el investigador que prevé ganarle al cáncer y al envejecimiento desde Barcelona

Salvador Aznar-Benitah, de origen canadiense, es jefe del laboratorio Células Madre y Cáncer del IRB Barcelona y cofundador y asesor científico de ONA Therapeutics, una spin-off del IRB Barcelona e ICREA fundada en 2019. Su gran formación académica y experiencia personal han propiciado que haya recibido múltiples premios por su investigación en el avance y conocimiento de los mecanismos que causan la metástasis.

A finales de 2020, la Fundación Bettencourt Schueller le concedió el Premio Liliane Bettencourt de Ciencias de la Vida para jóvenes promesas en el ámbito de la ciencia por su estudio sobre las células madre y cómo desencadena procesos como el envejecimiento o la metástasis.

El premio, que se otorga a investigadores europeos jóvenes que desarrollen proyectos innovadores, le permitirá seguir investigando sobre las grasas que ingerimos en la dieta y su papel en el cáncer y el envejecimiento, además de permitirle mejorar la sanidad pública a través de nuevos enfoques en campos emergentes.

A más recursos, más investigación

El premio, que supone una dotación económica de 300.000 €, reafirma la necesidad de que se establezcan sistemas que ayuden a aumentar la financiación para la investigación y que se interiorice que una de las partes más importante de este sector investigador es la gestión de dichos recursos.

En 2017, el investigador, junto con su compañera Gloria Pascual, descubrió que una de las proteínas de nuestro cuerpo es esencial para la aparición y el crecimiento de muchas metástasis. Además, demostró que el consumo de ciertas grasas, como el ácido palmítico, afecta directamente a la formación de metástasis y a la progresión del cáncer. Si tenemos en cuenta que aproximadamente el 90% de las muertes por cáncer se producen por culpa de la metástasis, este estudio supone un gran avance en el sector.

Aznar-Benitah y su equipo también han descifrado que las células de la piel pierden su identidad celular al envejecer, lo que altera su función y su capacidad de regenerarse. Mediante esta investigación, los científicos podrían retrasar o incluso revertir el envejecimiento de la piel.

Reconocimiento en la comunidad científica

Además de este premio, que reafirma el avance científico en nuestra ciudad y nos sitúa un paso más cerca de convertirnos en un hub en investigación, Salvador Aznar-Benitah ya ha sido galardonado con otros premios como el premio Vanguardia de la Ciencia, el Premio Banc Sabadell de biomedicina y el de la Fundación Beug de investigación en metástasis.

Mediante trabajos e investigaciones como estos, Barcelona y su área metropolitana consolidan su posicionamiento como hub científico, ya que permiten la atracción de talento internacional, así como dinamizar el tejido de investigación. De este modo, Barcelona es capaz de demostrar su avance y excelencia científica, sus investigadores punteros y referentes en sus campos y sus instalaciones científicas de primer nivel.

Entre estas infraestructuras y programas científicos en Barcelona y su área metropolitana destacan algunas como ICREA, la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados, que nace como respuesta a la necesidad de competir en igualdad de condiciones con otros sistemas de investigación, orientándose a la contratación de talento nacional e internacional; el Sincrotrón Alba, un acelerador de partículas utilizado para ver, gracias a la luz, más allá de lo que se puede ver en los laboratorios, y aplicarlo entre otros al sector biológico; o El Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona (PRBB) incluye varios centros de investigación biomédica.

Otras instituciones de renombre relevantes son el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), el Instituto de Investigación Biomédica (IRB), el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) o el Centro de Regulación Genómica (CRG), entre otros.

Mediante la combinación de los expertos cualificados, las instituciones punteras, la relevancia del sector y la financiación adecuadas conseguiremos una política científica transversal y a largo plazo, como motor de la economía de la ciudad.

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