«Tenemos que reparar la fragmentación entre Barcelona y el Área Metropolitana», por Adina Levin
Adina Levin, 34 años, casada y afincada en Barcelona desde el 2018. Nacida en Chicago, vivió más de diez años en Manhattan. Es especialista en comunicación, enfocada en ciudades, cultura, medios y tecnología, y codirige el proyecto “Who By Tech? Antisemitismo en la era de la inteligencia artificial”. Se graduó en Columbia University (NY) y tiene un máster en Estudios Territoriales y Planeamiento por la UAB, donde aprendió de expertos como Oriol Nel·lo, Carme Miralles y Maria Buhigas.
¿Por qué escogiste Barcelona?
Llevo una vida muy polivalente, pero si hay un constante, es que necesito vivir donde hay mucha gente… y no hay nada como la vida de la calle en Barcelona. Cuando viajaba aquí de adolescente, ya me fijaba en cómo otros jóvenes – pero también familias y gente mayor – disfrutaban de pasear y pasar tiempos juntos a la vía pública. Dan ganas de no mirar el móvil, cosa que yo hacía demasiado a menudo en Nueva York, así que hace 6 años hice el salto hacia aquí y no me arrepiento de nada.
¿Qué aspectos de la ciudad destacarías como positivos?
La ciudad está saturada de ventajas. Por lo tanto sigue en demanda entre turistas y “expats”. No todo el mundo tiene la suerte de haber nacido entre mar y montaña, rodeado por arquitectura famosa, dónde puedes desplazarte andando cada vez más fácilmente en lugar de ir en coche. Pero ya no quedan tantos lugares para los que estaban, y la definición de “local” también se está complicando.
¿Qué aspectos de la ciudad hay que mejorar? ¿Cómo?
El resultado de tanta migración, turistificación y gentrificación (¡y en solo 30 años!) es que la ciudad está cada vez más fragmentada… y a reventar, como hemos visto estas semanas con las protestas contra el turismo. Aquel tejido social de la vida de la calle está en riesgo. A pesar de que entiendo la frustración del hecho de que Barcelona se haya convertido en “Guirilandia”, tenemos que reconocer que todos somos “guiris” de cierta manera cuando vamos fuera. Hay que encontrar un equilibrio entre todos y evitar la xenofobia.
¿Qué esperas de la Barcelona de los próximos años?
Tenemos que reparar esta fragmentación, sobre todo en un nivel administrativo. Con tanta demanda, hace falta más oferta. Como que aquí no construimos hacia arriba con rascacielos, tenemos que crecer en superficie. Hace 125 años, se juntaron la Ciutat Vella, Gracia, Sants, etc. para construir el actual municipio de Barcelona. Hay que hacerlo a nivel metropolitano, más rotundamente que el actual CON, el PEMB etc. Solo así podremos construir la vivienda asequible y conseguir la movilidad sostenible que todos merecemos.
¿Cuál sientes que es tu ciudad? ¿Qué es lo que más echas de menos?
Desde el 7 de octubre 2023, veo una faceta sorprendentemente desagradable de la ciudad. Por mucho que Barcelona dice que apuesta por la diversidad y la memoria histórica, no esperaba, como otras personas judías, que tantos vecinos desconocieran el largo legado de antisemitismo –incluso aquí mismo, desde el 1391– y la complejidad del actual momento en que vivimos. Quiero ver más iniciativas educativas, como la reciente y fantástica exposición “El Mirall Perdut” en el MNAC, que ojalá fuera permanente.
