Bestiario: cómo ser más digitales para seguir siendo analógicos
Jose Aguirre, CEO de Bestiario
Nos dedicamos a ayudar a nuestros clientes a adaptar sus negocios a los nuevos tiempos y a incrementar su cuenta de resultados a través de los datos que generan.
¿Desde cuando formas parte de la empresa?
Fui uno de los fundadores, en septiembre de 2005, junto a Raimon Mirada, Andrés Ortiz, Carolina Vallejo y Santiago Ortiz.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Me gusta estar en un entorno de gente muy brillante y con una gran curiosidad por todo lo que les rodea. En un entorno de trabajo creativo e innovador, con pocas jerarquías y reuniones, con profesionales acostumbrados a cooperar, y en el que los resultados no se basan en trabajar más de lo que toca. Además, es una suerte poder colaborar con empresas muy diversas y en proyectos de lo mas variopintos, que van desde la biotecnología hasta fotografiar la tierra desde satélites, la banca, la automoción, la gastronomía, la industria del lujo o la trazabilidad de los elementos que intervienen en la construcción de un edificio.
¿Y lo que menos?
España es un país en el que la mayor parte de las empresas están muy burocratizadas, orientadas al miedo al fracaso, y en replicar exactamente lo que hace la competencia. En un entorno así, es muy costoso encontrar interlocutores con capacidad de impulsar nuevas ideas, tomar decisiones y apostar por la innovación. Exagerando un poco, diría que si no tenemos como interlocutor al presidente o al director general de una compañía, la probabilidad de fracaso en un proyecto innovador y realmente disruptivo crece exponencialmente. Eso marca la diferencia con otros países, especialmente los anglosajones, dónde hay más directivos a los que se les paga por arriesgarse (y equivocarse).
¿En que crees que destaca tu empresa?
Creo que hacemos un trabajo distinto al del resto de nuestra competencia, y nuestro porfolio de clientes y proyectos así lo atestigua. Nos gusta pensar que las cosas se pueden hacer de otra manera y las hacemos. Tenemos un equipo muy diversificado, con consultores, ingenieros, diseñadores, matemáticos, arquitectos o data scientist. Somos rápidos y eficientes. Y nos gusta mucho nuestro trabajo y lo hacemos muy bien. Y eso marca la diferencia. Al mismo tiempo, como llevamos quince años trabajando en procesos de innovación en industrias y mercados muy heterogéneos, nuestros clientes pueden aprovecharse de todo el conocimiento que hemos ido acumulando a lo largo de los años.
¿Cuál es su principal reto?
Después de casi quince años de existencia, Bestiario sigue siendo una startup. Nuestro reto para los próximos cinco años es hacerla crecer exponencialmente para estar a la altura de nuestro mercado potencial. Llevamos un par de años fichando gente nueva y con mucho talento para que cuando se presente la oportunidad, que intuyo está muy próxima, dar el salto y pasar al siguiente nivel.
¿Dónde se sitúa tu empresa?
Estamos en Balmes a la altura de Via Augusta y anteriormente en el Passatge Mercader. En ambos casos la escogí porque teníamos una calle peatonal al lado, y porque al salir del despacho estás en el centro de la ciudad y puedes ir andando a cualquier sitio.
¿Qué es lo que más te gusta del barrio en el que trabajas?
Me gusta que, pese a estar en la calle Balmes, una de las arterias de la ciudad, enseguida te puedes desviar por una callejuela y tienes la sensación de no estar en una gran ciudad.
¿Cómo es de importante Barcelona para vuestra empresa?
Me gusta mucho Barcelona. Soy madrileño y una de las razones por las que decidí instalarme en Barcelona es que creo que representa exactamente la heterogeneidad de una empresa como Bestiario que siempre se ha nutrido de gente de todas partes, como la propia Barcelona.
¿Con qué ciudad compararías Barcelona?
Es una comparación arbitraria, pero es una mezcla de mis ciudades favoritas: La Habana, Nueva York, Tánger, Lisboa y Tokio.
¿A que modelo de ciudad crees que debería parecerse Barcelona?
No soy muy partidario de convertir las ciudades en modelos de nada. Prefiero contribuir a que la ciudad pueda ser vivida por toda la gente que la habita, y creo que esta crisis es el momento perfecto para pensar en una nueva Barcelona mucho más acorde con los tiempos venideros. Y creo que sería una mezcla de talento, tradición y ecología.
¿Qué buenas prácticas de otras ciudades te gustaría que Barcelona adoptara?
Me gustaría la proliferación de parques y bicicletas de Copenhague, me gustaría el respeto por la arquitectura de París y el silencio de Berlín y Lisboa. Barcelona es una ciudad muy ruidosa y dedicada mayoritariamente al sector servicios. En este sentido creo que convendría diversificar mucho más el modelo de ingresos y de forma mucho más imaginativa.
¿Qué le pides a la Barcelona del futuro?
Le pido que sea una ciudad mucho más pensada para la gente que la habita, autosuficiente, con mucha menos dependencia del turismo, ecológica y sin coches. Una ciudad que apostara por una innovación que ayudara a mejorar la vida de la gente y dejarse lo que yo llamo “innovación como decoración”. Ser cada vez más digitales para poder seguir siendo analógicos.
Más información en: https://www.bestiario.org/